Es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano porque que afecta al equilibrio y a la amplitud de movimiento articular. Es el único músculo que conecta la columna vertebral con las piernas, el responsable de mantenernos de pie y el que nos permite levantar las piernas para caminar.
Si se dispone de un psoas sano tendremos estabilidad de la columna vertebral, buena rotación del tronco y fuerza óptima en las piernas.
Si perdemos flexibilidad de este músculo y se acorta, provocará que otros músculos del abdomen y de la espalda se vean obligados a compensar el equilibrio y empiecen de esta manera todo un proceso de adaptación. La musculatura de la espalda busca mantener el equilibrio. Estos trastornos provocarán, a la larga, lesiones crónicas en la espalda, cadera, rodillas o pies.
CONSECUENCIAS DE UN PSOAS ACORTADO
1.- El acortamiento del psoas provoca una tensión de las vértebras hacia abajo ocasionando una presión discal y una hiperlordosis lumbar. Este problema puede ocasionar a largo plazo dolor lumbar, pinzamientos, tensión en la fosa iliaca y en el muslo.
2.- Se dificultará así nuestra postura y las funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores de espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera, menstruaciones dolorosas o problemas digestivos.
3.- Por otro lado, un psoas tenso manda señales de tensión al sistema nervioso, interfiere en el movimiento de los fluidos y afecta a la respiración diafragmática. De hecho, el psoas está tan íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas, que cuando está tensionado de forma crónica, está enviando al cuerpo continuas señales de peligro, por lo que puede repercutir en el agotamiento de las glándulas suprarrenales y del sistema inmunológico.
La terapia con veneno de abeja combinada con ejercicios específicos de estiramiento da resultados más que óptimos, por su efecto como relajante muscular natural, atiinflamatorio y analgésico.
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