El aparato digestivo es nuestro segundo cerebro, Remedio curativo de apiterapia, acupuntura y naturopatía.
Leopold Auerbach, neurólogo alemán, descubrió en el siglo XIX dos capas de células nerviosas muy próximas a un trozo de intestino que estaba diseccionando. Al observarlas al microscopio concluyó en que eran parte de una red compleja. Sin saberlo, fue el primero en observar al «segundo cerebro», como fue denominado en 1998.
Que tengamos la sensación de que el estómago se nos cierra ante una situación estresante o que nos parezca lleno de mariposas con el sentimiento de amor tiene una explicación científica, y es que el aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas —células nerviosas— de tan amplio alcance que algunos científicos la han llamado el segundo cerebro. Estudios científicos han corroborado que este cerebro influye en nuestro estado de ánimo, en el carácter y hasta en el sueño.
Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y autor de El segundo cerebro, un libro de referencia en las investigaciones sobre el tema, explica que esta red de células nerviosas, técnicamente sistema nervioso entérico, está compuesta por capas de neuronas ubicadas en las paredes del tubo intestinal, y contiene unos 100 millones de neuronas.
Además, este pequeño cerebro que tenemos en las entrañas funciona en conexión con el del cráneo. En parte determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo. Además de neuronas, en el aparato digestivo están presentes todos los tipos de neurotransmisores que existen en el cerebro. De hecho, el 95 por ciento de la serotonina, se encuentra en el intestino.
Sin embargo, aunque su influencia es amplia, se deben evitar confusiones: el segundo cerebro no es sede de pensamientos conscientes ni de toma de decisiones.
Algunos científicos piensan que en un futuro, algunos padecimientos intestinales podrían tratarse con terapias aplicadas a nivel neuronal. De hecho, el síndrome de colon irritable en parte deriva de un exceso de serotonina en el intestino y quizá podría ser considerado una «enfermedad mental» del segundo cerebro.
Los trabajos de Mayer con el sistema nervioso del intestino lo han llevado a pensar que, en los próximos años, la psiquiatría tendrá que ampliar su alcance para tratar el segundo cerebro además del que está sobre los hombros.
Según Gershon: «El sistema nervioso entérico le habla al cerebro y éste le responde. El intestino puede afectar el humor, y la estimulación del nervio principal que conecta al cerebro con el intestino (el vago) puede ayudar a aliviar la depresión, y puede usarse para tratar la epilepsia».